"La prevención empieza por el trabajo en familia, en el colegio y desde la infancia"
Tatiana Colón
Psicóloga Clínica. Profesora asistente en la Pontificia Universidad Javeriana. Coordinadora del Área Clínica y del Centro de Atención Psicológica: Consultores en Psicología.
- ¿Cuáles son las características de la población joven más vulnerable a la depresión?
Los jóvenes adolescentes pasan por un momento psicológico en que están tratando de elaborar varios duelos: el cuerpo de niño, su identidad infantil y sus padres de la infancia están transformándose. Esta situación ya es en sí misma una crisis cuya resolución lo llevará a la conquista de la identidad, proceso iniciado varios años antes. Quienes en su infancia sufrieron situaciones difíciles, traumáticas (físicas, psicológicas o sexuales), tienen mayores posibilidades de que ahora expresen este sufrimiento.
Otras circunstancias psicosociales como las disfunciones familiares, violencias en los contextos micro (familia, colegio, amigos) y macro sociales (violencia sociopolítica) y algunas características propias como la fuerte autocrítica, son algunos de los aspectos que pueden combinarse para dar paso a una depresión.
- ¿Cuáles son los tipos y síntomas de depresión más comunes en ellos?
La depresión en los jóvenes puede tener diversas formas de manifestación, algunas muy diferentes a las conocidas en la adultez. Se pueden presentar alteraciones en las esferas afectiva, física, cognitiva y de comportamiento: cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, pérdida del interés y el disgusto por actividades que antes disfrutaba, dificultades con el sueño y el apetito, inconformidad con el cuerpo, dificultades para concentrarse y tomar decisiones, ideas de muerte y suicidio, ideas de minusvalía, aislamiento, fracaso escolar. Otro tipo de manifestaciones menos típicas son los cambios de comportamiento abruptos (aumento de la actividad p.eje.), conductas agresivas o incluso delictivas, consumo de alcohol y/o sustancias psicoactivas. Los tipos de trastornos depresivos más comunes son el trastorno depresivo mayor y la distimia.
- ¿Cuáles son los riesgos de no tratar una depresión en esta etapa?
Muchas personas duran un tiempo muy largo antes de consultar. Algunos estudios revelan que transcurren entre cinco y diez años para que las personas consulten y a veces solamente lo hacen cuando ocurre un hecho en contra de la vida. La situación se puede complicar para el desarrollo de la persona, generando dificultades en la interacción con los otros, la satisfacción personal, familiar y profesional. En términos clínicos pueden presentarse complicaciones por abuso de sustancias, intentos de suicidio y la cronicidad de la condición depresiva.
- ¿Cuál es la reacción que tiene el entorno (familia, amigos, escuela, etc.) de un joven deprimido?
Se pueden observar reacciones tendientes a desestimar la situación y a atribuirla a otros factores: “es vago”, “no pone de su parte”, “ahora los jóvenes son cómodos”, etc. Esta postura por supuesto desde el desconocimiento, o el no poder tolerar emocionalmente el hecho de un joven deprimido, puede complicar la situación.
Otro tipo de reacciones pueden ir en la vía de la sobreprotección, lo que tampoco ayuda mucho al joven. Los pares, por su parte, pueden tener una reacción benévola con sus amigos que se muestran deprimidos, acompañándolos y escuchando sus dificultades.
Afortunadamente cuando en el entorno se entiende la condición por la que está pasando el joven, y se asumen posturas de apoyo y acompañamiento, el pronóstico es muy diferente.
- En su opinión ¿quiénes y cómo deben actuar para evitar los trastornos depresivos en los jóvenes, así como sus consecuencias?
Todos debemos actuar. Desde los padres y quienes son figuras cercanas de identificación, maestros, entrenadores deportivos, etc, hasta el Estado con sus políticas sociales en educación, salud, recreación, cultura y deportes. Pasando por la sociedad, los medios de comunicación, los comerciantes (expendedores de alcohol).
El papel de cada uno dependerá de la relación con el joven. Padres de familia pueden brindar un ambiente familiar en el que a pesar de las dificultades y conflictos, la forma de resolución de los mismos no esté del lado de la violencia. Podrán además, a lo largo de la crianza, favorecer los sentimientos de seguridad y autoconfianza y sobre todo, crear un vínculo de confianza con sus hijos. Los maestros y otros actores de la educación pueden ayudar favoreciendo un desarrollo psicoafectivo adecuado, conociendo del mismo y acompañando al niño y al adolescente de acuerdo a su momento de vida.
Los profesionales de la salud, tendríamos mucho por hacer, más allá de los consultorios. La prevención empieza por el trabajo en familia, colegio y desde la infancia.
- ¿Cuál es la perspectiva de la depresión en jóvenes dentro de cinco años en este país?
Hoy en día el panorama es bastante complejo. La Encuesta Nacional de Salud Mental 2015 muestra resultados de salud mental para el grupo poblacional de 12 a 17 años, muy preocupantes.
Nuestros jóvenes presentan, desde problemas hasta trastornos mentales, que demuestran la necesidad de implementar medidas de gran impacto y a largo plazo.
La depresión podría ir en aumento si no se trabaja de manera mancomunada en la promoción de la salud mental, la calidad de vida y la convivencia ciudadana, tal y como lo muestra la Encuesta.
Considero que como sociedad aún no tenemos la conciencia suficiente sobre nuestro papel de protección a niños y jóvenes, dejando la responsabilidad en unos pocos. Debe haber una transformación social en defensa de nuestras jóvenes generaciones.
- Fuente: Universia Colombia
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